viernes, 21 de septiembre de 2007

the lovers



luciferis vaticinatio...sí, seguramente vaticinio, incluso, vaticinación, ¿pero, y vaticinado? - con lo que no sería el vaticinio de lucifer, una segunda aparición, si no que ya ha sido predecido - con lo que cobraría sentido la idea de un juicio final -Exacto; - y de Lucifer, no de Dios. - A saber, supongo.Quizá.




¿Has encontrado algo?


-Destacable...ésto:

lucifer canit animis morticinmun in morte
cuorum cruciatis introferit et intueorit
sicut somnia in vitam nostra moriant
similis amor arcanis occasum debiliter


-Es bonito.
-Sí
(silencio largo)
-Te voy a amar siempre.
-¿y si el juicio final es cierto...?
-Le invitaré a comer y te seguiré amando.

Le besa en la frente y la abraza con toda su luz.
- y yo a ti.
Fundido en silencio.








sábado, 15 de septiembre de 2007

Drohlaft


I


Drohlaft, que en broma aceptó un nombre prestado, arrojaba al fuego la leña y no miraba si chispeaba; si ardía o no, lo dejaba al azar. Drohlaft salió del poblado, esquivando la ciénaga, vestido de frío, con un cierto recuerdo del fuego. Llevó carjac – no fuera el caso que topase con un jabalí. Caminó como solía, pensando en varias aldeanas y en las jarras de cobre de que vertía en sus cuerpos cuando en el suyo no cabía más cerveza, tan insípida, aguada y seca, cuando cesaba la fiesta. Secretamente, consagraba éstas cosas; a veces las confundía con su nombre. Pero esos regalos se convertían en la neblina fresca de la región si el jefe del clan reclamaba carnaza.

Se dedicaba a dos hachas que urdía hábilmente gracias a sus brazos curtidos y habituados a la batalla: si llovía sangre, abría los ojos; y si su piel no era blanca, estaba vivo. De hecho – solía pensar – “os venero” – diría – inconsciente de la importancia que tendría la musculatura, un pecho de varón agrio, incivil, piernas ágiles o un gesto tensado por la cólera.

Que ésta no era infundada lo comprendían sus compañeros de clan, pero todos la aceptaban como motivo de supervivencia. Sobre todo si vislumbraban, gracias a un ave o un obsequio inesperados – una droga, más víveres- que la muerte, desde la espada, desfilaba por sus brazos; y la pensaban, ya en forma de cuerno ya de trueno. En vano esperaban entonces que la carne les comentase la incomodidad de la vejez o que los dientes picados tuvieran relación alguna con los sueños comunes a cerca de valles, de cuyos árboles surgían romanos: riendo, sembraban concordia, pero no les entendían – el geométrico arte del latín era un enigma para la mayoría de ellos -. Además, el suicidio era un juego frustrado por las costumbres y de la tortura se obtenía carne más a placer. Nuevos ritos otorgarían sentido a acciones futuras.

Aquella tarde la pasaron al raso, erguidos. A modo de distracción se jugaban la mujer y los tributos: si acertaban en la cabeza del ciervo, un día; si herían el costado, tributo. Si callaban y obedecían comerían frió, pero sin dar cuentas al líder del clan.

Hacia la madrugada los distintos clanes debían encontrarse en la planicie acordada; allí esperarían. Existía un rumor a partir del cual se aseguraba que debían asediar dos o tres fortalezas con el propósito de apoderarse del control de la región cercana al río y dejar atrás así, al fin, tanta penuria. Pero los dioses escogieron de entre su repertorio pueril un orden más peculiar para la atrocidad.

Pronto la lluvia pegajosa y leve les acució desde las rodillas; esperaban observándola, un ligero cansancio igualaba sus mentes; presuntuosidad y agonía; volvían sentirlas.

II

Cuando la luna perdía brillantez - el barro les retardó – a una distancia prudente, los otros clanes encendieron más antorchas y picaron en las rocas provocando un ritmo. Ya juntos, todavía acuciados por la lluvia, cuyo ruido – para ellos, antes de la batalla todo era ruido – no les permitió apreciar las decisiones de los líderes, callaron.



Fríos, temían la voluptuosidad de la batalla, pues no hacían la guerra, sustancial y gloriosa, sino la batalla salvaje y limpia; ese día, sin embargo, temían a su lógica de la indagación, la desconexión por lo salvaje y esas cosas que el pensamiento a veces alerta para apreciar las acciones con placer o extrañeza. Aquello que frecuentemente elevaba su libido, temían: la costumbre lo puso en su contra y a todos hizo enemigos.

-¡Venid!- y fueron. – ¡Preparaos!- y asimismo se doblegaron.

Para cuando el frió era un capricho comenzaron a sospechar. Cierto es que más de una duda tenía sentido. ¿ Por qué no les hicieron esperar?.¿Por qué los señuelos no fueron los de siempre?. ¿ Por qué tenían más miedo que el habitual y por qué, especialmente, recordaron a todos los jabalíes matados, los árboles talados y la sangre venerada?. Hubo un momento ajeno a la vida en el que el azar les propuso relacionar esos temores con sus jefes, con sus tributos, con sus bromas, también con sus armas. Entonces estalló una orden que reclamaba precaución y cese. A algún despistado se le resbaló un estandarte y pronto, a modo de vuelo de halcón, conocieron la amargura.


Al poco, de uno de los cuarteles salieron varios a caballo, sujetando, con esplendor, algunos estandartes. Vestían un gesto perspicaz de triunfo malogrado y a la vez provechoso. El sol proyectó criaturas sobre el barro cuando hubo acuerdos y brazos cruzados: uno de los jefes del clan se acercó a los suyos y les explicó: debido a que ninguno de ellos no sabía aún qué era la indignación el revuelo fue escandaloso. Una cabeza salpicó el fango y la incredulidad se cruzó en miradas. A pesar de la sorpresa todos los drohlaft supieron qué hacer. Unidos formando un círculo, se inclinaron hacia un lado preferente, de modo que se clavaron sucesivamente las espadas que estaban alzadas con la empuñadura enfocando el norte y hacia abajo. A esto lo llamaron Drohlaft, que finalmente decidieron otorgarle el significado de traición, mientras los pájaros piaban cerca del mediodía, ajenos a la capa de sangre que se mezclaba con el fango; como si fuera puré, unos gusanos se retozaban, otros se abrían paso entre los cadáveres.


El resto se retiró al rió. Siempre habían estado allí.

El espía: primera parte





bueno, traducir estos textos nos ha llevado mucho tiempo pero casi comienzo a pensar que estamos enderezando - un sentido ¿o varios?. Yo solo veo uno. Según lo que acabo de traducir el pergamino debió de perderse siglos antes y el idioma original sí era latín, latín quizá del siglo V ó VI.


-Se me antoja como algo muy forzado que alguien, siglos después, transcribiera en un libro, que, a falta de más datos no es otro que los escritos de Kazlha, sin saber que el pergamino inserto en el libro y traducido expresamente para no parecer de otra época a la del libro, lo fuera a buscar, sin conocer de veras si el pergamino había sido si quiera tratado de algún modo, quizás escrito, si apenas tenía sentido o incluso si pertenecía a su época, que ahora sabemos que no y por eso resultaba imposible encontrarlo.


-Cierto, pero por un lado eso confirma una dirección de la trama y, por otro, piensa que desde que el hombre anhela posesiones y alguno de ellos ha gozado de poder ha existido la figura del espía.No siempre nombrado de tal modo ni por motivo alguno análogo, sin embargo, sí habita una tentativa que nace del voyerismo dominando el ánimo del hombre , como un segundo corazón.


-...

-Verás:


Como sabéis, anhelar posesiones es común entre quienes mueren. Así que pronto supe que vendrían a por mí. Pues ya por coleccionismo, por curiosidad o por temor a ver en vida cómo se desmorona lo que se suponga que se desmorone y esté fundamentado en leyes informes basadas en premisas - pienso yo-, tan astutas como arbitrarias; la muerte era la opción más obvia.




-¿sigo?



-si me lo cuentas con tus palabras y tu bonita voz...



- más adelante dice...


...sentado en su butaca facilitaba el trabajo. Por suerte para el espía, ludovicus estanja- nombre de guerra para los germanos-, no fue muy lejos - su maltrecho cuerpo lo impedía, y la versión vernácula del codiciado pergamino - ya ve usted, tan sólo una porción del pastel-, que , según se cuenta, al fin y al cabo nadie poseyó una cantidad de tiempo destacable, debió de caer en algún lugar de entre la ruta comercial que une Florencia a Marsella.



El espía rezaba primero por el pergamino y continuación por sí mismo, pues lejos de ser dicho pergamino una misión encomendada- la suya era obsevar cuando los visigodos atravesarían el Arno. Creía verdaderamente y con toda sus fuerzas que el pergamino era una extensión de su ser - quizá trabajó en él algún antepasado- y poseerlo y saber qué ponía estaba muy lejos de tratarse de un acto de espionaje , costumbre que odiaba,muy al contrario, cuestión de justicia, según sus sueños.


-vaya...


-sonríe-



II






-Dime que lo encuentra





- sabes que no lo encuentra





-quizá las cosa hubieran gozado de otro curso si lo hubiera tenido.-Lo habría poseído, eso es todo, se trataba de un tesoro, unas palabras ordenadas de un modo concreto que le absorbían y que a penas coleccionadas en su mente le trastornaban de felicidad- casi mejor nos quedamos con la lasaña ( sonríe, caricia)





-Entonces estaba cerca del Arno

- ¿dónde más o menos?


-De hecho en Florencia



hay unas coordenadas, le sitúan, salvando las distancias...



43º,46',19.05'' n y 11º,14'44.2''e. Te das cuenta: 4 y 3 7 y 1 8 y 1 9 mas 5 14 y luego 1, 2 y 3, 7 y 8 mas 2 8 y claro, cero...1480 y Domenico Ghiarlandio restauró la última cena, que se expone en este punto concreto del mundo...bueno...( risas )












lunes, 10 de septiembre de 2007

El escriba


I


El escriba, que vivió 54 años y y escribió durante 11, no sabía que mirar por la ventana le conllevase tan extraña consecuencia. Sin embargo, sentado todavía sobre su bien conservado asiento y apoyado en su escritorium, sostenía hábil, gracias a la costumbre, la pluma que tan bien dominaba como si se tratase de aire.


Primero elevaba su diestro no muy rápido, de hecho,casi torpe y quebradizo no parecía suyo pues la mano que lo terminaba era segura y siempre bien templada. Nunca erraba un movimiento, por complicada que fuera la grafía - que mientras dibujaba nombraba en baja voz- . Ese motivo propició que alguien deseoso de tener una transcripción perfecta de un códice a un libro vacío le contratase.


Tal suceso resultaba muy apropiado a nuestro escriba, quien no prestaba, pese a su devoción por el misterio de la letra- demasiada atención a lo que transcribía. Su arte no versaba a cerca de la comprensión o distinción de los enigmas del original; a su mente le placía la copia correcta y de innegable maña - nunca se diría qué libro era el original si el ligator hacía un buen trabajo.Y así fue.


Como digo era cosa de maravilla observarle aplicando su don al papel: cómo las facciones de su rostro proveían al admirador de información que le ayudaba a comprender aquello que sus frías manos no pronunciaban. En verdad que su tipo de pasión era la meticulosidad y esta requiere a veces de cierta frialdad pero nunca de displicencia.


Siempre solía tomar un descanso cada veintidós líneas.Le agradaba ese número. Cuando llegaba a la vigesimosegunda la pronunciaba entera. A continuación se levantaba lento pero la parsimonia le aminoraba, lejos de desanimarse se disponía a disfrutar de su pequeño paseo en la escribanía y ya en completa calma comenzaba a pasear.


Las paredes eran de piedra fría. No habría más de doce metros de largo y de ancho diez.Quizá seis de alto. Disponía de seis ventanas, dos de cuatro estaban enfrentadas y las otras dos, que más bien se trataba de ventanales, coincidían con los ángulos que formaban dos paredes cuando estas se plegaban hacía un punto común y regular formando un pentágono.


Su paseo consistía, similar al habitual, en rodear el escriptorium, más cercano a la puerta de salida que a los ventanales. Pero difirió de estos en que comenzó, sin embargo, por su derecha, de modo que cuando dio una primera vuelta y el azar le propuso cavilar sobre el curioso alboroto que padecía la villa ya desde dos meses atrás, giró sobre sí mismo y se encontró delante de un ventanal al que se acercó. Desde luego la visión que tuvo era particular pues él se esperaba alboroto y algún que otro fuego aquí y allá. Por esto, él, quien necesitaba de un ambiente apacible para no alterar su delicado ánimo, rechazó el bien considerado cargo de scriptarius y optó por dedicarse a la transcripción privada, profesión que le ofrecía una escribanía para su propio goce.


Al ver tan sólo un par de personas en el centro de la plaza su ser se llenó de preocupaciones. Tantas que se vio obligado a hacer una comprobación.


II


Cuando llegó a la calle ya no había nadie ni nada. Todo se hubo amontonado en un ángulo a su izquierda, justo en aquella parte que no pudo observar desde el ventanal. Fue hacia ésta acongojado, lleno de curiosidad y advirtiéndose que mejor no seguir hacia adelante dado que a cada paso que daba se dibujaba en el suelo todo aquello que había desparecido y que antes del misterio pertenecía por entero a la villa y existía desde antaño: aparecieron las piedras incrustadas, las que formaban una vía para caminar en ella y las que rodeaban la plaza y la fuente de ésta, aparecían los edificios a los lados del escriba y a pesar de la reaparición un montón amorfo y amenazante que contenía todas las cosas y materias del pueblo se hallaba en esa esquina. Entonces fue cuando recordó la última vigesimosegunda línea que había transcrito: se cuenta que descendió la colina, se acercó a él y aseguró que toda cosa se movía si era esa su voluntad".


Desde luego una declaración de esta condición podría haber extrañado a cualquiera y quizá al escriba asimismo pero su ánimo templado y estéril no le permitió advertir lo extraordinario que pudiera resultar tal suceso y su imaginación y memoria no se alteraron.


III


De nuevo delante del escriptorium decidió que la experiencia primaba sobre la profesionalidad y entendió como correcto modificar la oración y así comenzó a transcribir el códice por segunda vez. Todo era igual al original -pues él era también el ligator del códice-, salvo en una oración: "se cuenta que descendió la colina, se acercó a él y sugirió que toda cosa se moviera si era esa su voluntad".


Debido a la tardanza por transcribir el códice el escriba alegó pereza y suprimió sus paseos.



domingo, 9 de septiembre de 2007

la profecia I


En la noche abandonada
la crueldad y la bestia oran,
y el agua al caer mantenía un sonido especial,
para cuando un extraño viento al levantarse de entre la bruma
diera paso a los sacrificios que sorprenderían a los animales esquivos,
siéndoles a éstos difícil conciliar el sueño
en la nocturnidad somnolienta de sus ojos miedosos.
no iba a ser quizás la última noche en la que

a todos aquellos que no fueron firmes
les sería dado saber que la existencia su existencia era inútil.
Cuando tu respiración te demuestre que comienzas a sorprenderte,
sabrás que es posible y que hay un bosque inundado de sangre
hasta las más alta ramas de los más altos árboles.
- ...-


- Entonces,¿de verás lo crees?

- Sí

-Quizá debamos limpiar el polvo del libro e intentar descifrar los hechos de kazlha.

-Bueno, recuerda siempre tus motivos para hacer algo o no hacerlo, por lo que a mí me concierne

estoy a favor de los motivos de Leo Szilard quien le dijo a su amigo Hans Bethe que estaba pensando en escribir un diario:- No me propongo publicarlo - le comentó-. Me limitaré a registrar los hechos para que Dios se informe.- ¿Tú crees que Dios no conoce todos los hechos?- Sí. El conoce los hechos, pero no conoce esta versión de los hechos.

-Y crees que cuando llegue el que mata por su sola presencia a Dios le importará unos hechos u otros.

-A Dios le importará lo que hallas hecho según los hechos.

- ¿Y los hechos según Brueghel, serán los ciertos?

sábado, 8 de septiembre de 2007

el plato


- ¿De veras crees en lo que estás diciendo?; es decir que aquello que comúnmente decimos que es el amor no se trata sino de un maldito sistema de reconocimiento del medio - reconocerás que lo has llevado al terreno de la frialdad


- Quizá sea frío y mi punto de apoyo requiera que yo piense de esta manera y -


- no me interrumpas...busca, sopesa y te dice tal cual qué o cuándo o por qué es algo mejor para ti; ¿eso no es el instinto?, instinto animal o instinto social o ¿ambos mezclados?


- bueno, supongo que el instinto y el amor son sistemas innatos en el ser humano. Pero quizá la cuestión en este punto no es si el amor plantea más la supervivencia que el placer, dado que es el deseo el que te plantea querer placer y buscarlo...no me has dejado hablar aun del deseo. Por ejemplo, ahora estamos preparando una lasaña. No hemos ido a comprar una precocinada ni hemos pensado en buscar un buen restaurante de cocina italiana sino que hemos escogido voluntariamente y si pensar - sopesar - demasiado, aun a riesgo de desperdiciar estos ricos ingrediente, elaborar una lasaña vincisgrassi: nos hemos incluso molestado - encantados - ,de formar las albondiguillas con la mezcla de espinacas, huevo y parmesano con el pan rallado y también ha sido de mutuo acuerdo dejarlas reposar hasta que tengamos las setas preparadas y salpimentadas...me sigues...nos hemos visto inclinados a llevar acabo la preparación correcta de una verdadera lasaña y hemos omitido las 3 horas de esfuerzo así como la previa preparación de la masa un día antes. Quiero decirte con esto que yo opino que el amor, que es para mi una profesión inagotable hacia algo o alguien, nos ha invitado a crear esta lasaña, nos ha hecho escoger esta opción de entre todas las opciones y como era posible hacerlo sin ningún tipo de sufrimiento es muy probable que nos ofrezca felicidad puesto que todo ha sido hecho bellamente.


- Vale, pero has introducido al final el concepto de felicidad, muy escurridizo - lo entenderás cuando degustes el plato - un solo plato!, sonrió,- el plato no es solo la sabrosa lasaña...sino sería un caos; el plato es la lasaña, el vino, la música y la compañía o no te acuerdas de cuando me explicaste que el comer, como tipo de placer que es - y que al placer es a lo que aspiramos, dijiste - civiliza - dije.- Y que a una civilización basada en el placer es a lo máximo que podemos aspirar como seres humanos. Por eso digo que el amor regula el caos, bellamente y para nuestro beneficio. Sólo tenemos que escucharlo con el ánimo tranquilo y obedecernos.


- Y si eso conlleva comportarse ¿inadecuadamente?,¿qué hay de la tolerancia?

- ¿Tolerancia hacia los demás es comportarse?, o tolerancia hacia uno mismo y, conociéndose, tener el valor de hacer lo que le agrada. Eso es amor a uno mismo, que no egoísmo ni libertad.

Por cierto, ¿qué escuchamos?

-¿Ahora o para cenar?

-Ahora ahora.

-Bueno, ya que estás tan dicharachero hoy y no te puedo debatir pongamos algo que moleste a los vecinos. http://www.youtube.com/watch?v=t1bo5yrHueg ( you better krank it up )


Dado que los cradle suelen desmoronar casi todas mis ideas lo único que puedo decir es que le has dado a tu amor un mal nombre y que si no fuera porque tu aspiras a la felicidad y yo a la alegría por medio del placer te daría la razón y creería en tu sistema de instintos muy muy espavilados y certeros.



-Ya, pero recuerda por si a caso que el amor, sea cual sea , es una ausencia de muerte.

- Tu recuerda que el amor puede que sea un sueño amorfo preñado de deseos.

-Vale, pero ya veremos que si tenesmos feliz parto cuando la muerte no esté ausente.

- ¿Crees que vendrá?- y tendrá, cariño, tus ojos.Y no sabré vislumbrar cuando tus ojos no eran tuyos y si te sugirió con caricias y engaños que la hora había llegado y que es mejor que no estés y que nadie nunca a estado hasta ahora. Y no recuerdo el orden de las palabras pero siempre nos queda el humor : http://www.youtube.com/watch?v=810TQyT2KXI&mode=related&search==

res amori


Quizá parte de la información dada sea errónea pero tan sólo precisaba ofrecer a la memoria datos con los que jugar


Empecemos con una teoría: el ser humano necesita un estado emocional propio y fácilmente reconocible por sí mismo y el ser humano necesita mecanismos para mantener ese propio estado emocional reconocible por sí mismo. Cada ser humano tiene su propio estado emocional básico.


reduzcamos las premisas con palabras concretas:


estado emocional propio: punto de apoyo


mecanismos para mantener ese equilibrio: actos humanos
como el habla, la telepatía, todo tipo de artes ( pictóricas,
sexuales, musicales, criminales...); cualquiera en la que
dicho ser humano destaque.


Sin embargo estábamos hablando a cerca del amor, ¿no?


¿cómo sabemos qué elementos podemos emplear para mantener nuestro estado de ánimo del modo en que lo debamos de tener?


Necesitamos algo que nos susurre qué precisamos - o más fácil,qué nos gusta - para estar ...¿bien?


El amor nos dice: cabello negro, piernas largas, color rojo, tarta de chocolate, cigarrillo, whisky sin hielo, ópera en la intimidad, música comercial en las reuniones, lasaña con vino, cerveza con las patatas, lluvia sin esperarlo, sol en el campo o libro antiguo.


Según esto nos está continuamente sugiriendo qué es lo que preferimos por encima de las demás opciones, no entre las opciones disponibles. Y es que el amor está íntimamente encaprichado y relacionado con la belleza a la que cada uno aspire.


Así pues, el amor nos convierte sin uso de encantamiento - nosotros ya estamos encantados de obedecerlo - en alguien que actúa, o que espera, o que escucha o acepta o disfruta o que soporta algo porque es necesario para disfrutar de algo mejor luego: ele amor nos convierte en ele tiempo en Experimentador ,Agente,Paciente,Tema,Recipiente,Beneficiario, más o menos.


el amor ordena los actos humanos para discernir cuáles son los adecuados para mantener nuestro punto de apoyo.


El amor ordena nuestro caos en el tiempo.


P.D: Recordemos que se trata de una improvisación. Se trata de provocar el desorden.


Y ahora un acto de dominio del orden en el caos:
http://youtube.com/watch?v=qG74eVb6V10&mode=related&search=

viernes, 7 de septiembre de 2007

Inicio


Hola


Pensaba inaugurar el blog con un poema o relato corto que ya hube escrito. Sin embargo he decido comenzar con un experimento improvisado.

Alguien entra en una habitación. Previamente a abierto la puerta, es posible que haya subido unas escaleras o que haya llevado su cuerpo a lo largo de un pasillo; vino en coche, en tren, acompañado...recordemos que sólo sabemos que ha entrado ya en un habitación.

Seguramente si no hubiera mencionado esto, estaríamos tranquilamente imaginando la habitación -: qué cortinas, qué tipo de suelo, qué asiento, qué olor, qué sensación general nos invade y se apresa de nosotros cambiando nuestro estado de ánimo sin a penas notarlos y sin permitirle demasiado importancia.

Estamos habituados al cambio. pero no estamos habituados a cambiar: eso requiere un esfuerzo extra

....porque quienquiera que haya leído esto ha escogido un escenario que no cambiaría por nada del mundo salvo, a saber, si hubiera una sugerencia ajena : "¿no prefieres una butaca de roble,con asiento de terciopelo verde oscuro?"

Pero en esa habitación solo entró una persona y al parecer la habitación estaba vacía, a oscuras y limpida!

De repente se hace la luz

Y aparece un papel

Sobre el cual se ha escrito: necesitamos un renacimiento.

P.D: me reservo el derecho de rechazar ser el autor.También me reservo el derecho a cualquier otra cosa.Oremos.